Aguas Chiquitas: un paraíso para los amantes de la aventura

El sendero, ubicado en cercanías del dique El Cadillal, está entre los más elegidos por los amantes del turismo activo que visitan Tucumán.

ExperienciasEl martes
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AGUAS CHIQUITAS.El sendero es exigente, pero el esfuerzo vale la pena.

Hay caminos que no figuran en los mapas más populares, pero que son capaces de marcar a fuego la memoria del viajero. El Sendero de Aguas Chiquitas, en las estribaciones serranas que rodean al dique El Cadillal, es uno de ellos.

No solo por su belleza, sino porque ofrece una inmersión total en la naturaleza profunda del Tucumán silvestre, donde la humedad del monte, el canto de los tucanes y el rumor de los arroyos te devuelven a un mundo sin relojes ni asfalto.

Ubicado en el oeste de la provincia, a pocos kilómetros de San Miguel de Tucumán, este sendero se ha convertido en una de las joyas del turismo activo tucumano, ideal para quienes buscan caminar con propósito, respirar aire puro y dejarse sorprender por un ecosistema que parece salido de un cuento selvático.

el-mollar-tucuman-turismojpgEl Mollar: un rincón soñado ente cerros, nubes y lago

¿Dónde está el Sendero de Aguas Chiquitas?

El Sendero de Aguas Chiquitas se encuentra dentro del Parque Sierra de San Javier, una reserva natural de más de 14.000 hectáreas administrada por la Universidad Nacional de Tucumán.

El ingreso al sendero se realiza por la localidad de San Javier, a aproximadamente 25 kilómetros de la capital provincial, lo que lo convierte en una excursión de día ideal para quienes se alojan en la ciudad.

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Se accede por la Ruta Provincial 340, una carretera panorámica que asciende entre yungas, curvas y miradores. En auto o transporte contratado, en menos de una hora se puede estar en el punto de partida del recorrido, que inicia en las cercanías del Cristo Bendicente de San Javier, una estatua imponente que, como guardián de los cerros, saluda al peregrino moderno que va en busca de silencio y belleza.

El recorrido: naturaleza viva paso a paso

El Sendero de Aguas Chiquitas es una travesía de dificultad media, con una distancia total de unos 7 kilómetros (ida y vuelta) y un tiempo estimado de entre 3 y 4 horas según el ritmo del grupo y las condiciones climáticas. No se trata de una simple caminata: es una experiencia sensorial completa.

A lo largo del camino, el senderista se sumerge en la selva de yungas, con su densa vegetación, árboles centenarios, helechos gigantes, mariposas azules, orquídeas silvestres y una sinfonía constante de pájaros. Es habitual cruzarse con bandadas de loros, zorzales, tucanes y, con suerte, algún coatí curioso.

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El destino final del sendero es una recompensa digna de esfuerzo: la cascada de Aguas Chiquitas, una caída de agua cristalina que brota entre piedras cubiertas de musgo. Allí, el viajero puede refrescarse, descansar, sacar fotos y renovar energías antes de emprender el regreso.

Durante el trayecto también se cruzan arroyos de montaña, se recorren tramos de antiguos caminos jesuíticos y se atraviesan sectores que son verdaderos santuarios de biodiversidad.

Una experiencia que se vive con respeto

Debido a su valor ambiental y a las condiciones del terreno, el sendero solo puede recorrerse con guía habilitado, como parte del programa de caminatas organizadas por agencias de turismo activo o guías registrados por el Ente Tucumán Turismo.

La exigencia de guía no es un capricho: el sendero no está señalizado en su totalidad, y su correcta interpretación requiere conocimiento del terreno. Además, los guías aportan datos sobre flora, fauna, geología, historia y sostenibilidad, enriqueciendo la experiencia y cuidando el entorno.

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Se recomienda llevar:

  • Calzado de trekking o deportivo con buena suela
  • Ropa liviana, impermeable si el clima lo requiere
  • Agua potable (mínimo 1,5 litros por persona)
  • Protección solar y repelente
  • Una vianda ligera
  • Y, sobre todo, espíritu abierto a lo inesperado

Turismo activo con corazón verde

El Sendero de Aguas Chiquitas forma parte del creciente circuito de turismo activo y de naturaleza de Tucumán, una provincia que en los últimos años ha puesto el acento en revalorizar su riqueza ambiental como activo turístico.

Además de este recorrido, el Parque Sierra de San Javier cuenta con otras rutas de senderismo, miradores, zonas de escalada y circuitos en bicicleta, lo que lo convierte en un destino ideal para escapadas de fin de semana o propuestas de turismo educativo y de conservación.

Desde el Ente Tucumán Turismo, esta oferta forma parte de la estrategia de descentralización y diversificación turística, que busca integrar al visitante a experiencias más sostenibles, vivenciales y auténticas, lejos del turismo de masas y más cerca de la esencia del lugar.

La caminata como revelación

Caminar Aguas Chiquitas es, en el fondo, una caminata hacia lo esencial. Es andar por un sendero que no solo cruza el monte, sino también las capas más densas del tiempo. Allí donde antes pasaban los pueblos originarios y más tarde los jesuitas, hoy caminan los viajeros del siglo XXI, con mochilas livianas y búsquedas profundas.

Porque este sendero no ofrece monumentos, ni cafés de diseño, ni wifi. Ofrece algo más valioso: una conversación íntima con la tierra. Un retorno al murmullo del agua, al crujir de las ramas, al ritmo pausado de lo natural.

Y eso, en estos tiempos de prisa y pantallas, es un lujo que solo los cerros tucumanos pueden regalar.

Así que, si alguna vez necesitás resetear cuerpo y alma, recordá que hay un camino llamado Aguas Chiquitas. Y que el monte, paciente y generoso, siempre espera.

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